“Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte por enfermedad o vejez. Si un enfermo que recibió la unción recupera la salud, puede, en caso de nueva enfermedad grave, recibir de nuevo este sacramento. En el curso de la misma enfermedad, el sacramento puede ser reiterado si la enfermedad se agrava. Es apropiado recibir la Unción de los enfermos antes de una operación importante. Y esto mismo puede aplicarse a las personas de edad avanzada cuyas fuerzas se debilitan” Catecismo de la Iglesia Católica, 1499,1514,1515.
Cristo, entendiendo la enfermedad humana, le dio a su Iglesia el Sacramento de la Unción de los Enfermos para que todos los bautizados puedan acceder y experimentar su Espíritu sanador. El sacramento, también comúnmente conocido como “últimos ritos”, no es solo para aquellos que están cerca de la muerte, sino para todos aquellos que encuentran sus vidas afectadas por una enfermedad grave (por ejemplo, hospitalización, necesidad de cirugía, enfermedad a largo plazo). Para más información sobre las enseñanzas de la Iglesia acerca de los sacramentos, vea el Catecismo de la Iglesia Católica, 1499-1532.
Si necesita a un sacerdote para ungir a alguien que está enfermo, comuníquese con la oficina de la parroquia.